Once minutos después de la proclamación de la independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948, el presidente Harry S. Truman anunció su reconocimiento por los Estados Unidos. Se inició así una relación basada en valores comunes y que se caracteriza por una profunda amistad y mutuo respeto. Ambos países son dinámicas democracias, con sistemas político y jurídico arraigados en tradiciones liberales; ambos comenzaron como sociedades pioneras; y ambos aún absorben e integran inmigrantes. En algunas oportunidades los dos países “asintieron en disentir”, resolviendo sus desacuerdos como amigos y aliados.
Al mismo tiempo que Estados Unidos empezaba a desarrollar sus relaciones políticas y diplomáticas con Israel, se unió a otros países occidentales en un embargo a la venta de armas al Oriente Medio, en el supuesto de que así se reducirían significativamente las tensiones regionales. Después de 1952, la administración Eisenhower procuró obtener el apoyo árabe a un pacto de seguridad en el Oriente Medio, lo cual significaba un alejamiento radical de la actitud proisraelí de la administración Truman.
Las relaciones entre Washington y Jerusalén volvieron a estrecharse a fines de los años cincuenta, como consecuencia de la desilusión norteamericana con la política del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser. Durante la administración Kennedy, se modificó la anterior política norteamericana de venta de armas, levantándose el embargo existente.
A partir del último período de la administración Johnson, a fines de los años 60, la diplomacia estadounidense se ha basado en el reconocimiento del derecho de Israel a existir dentro de fronteras seguras y reconocidas, fijadas en negociaciones directas con sus vecinos árabes.
Considerando que un Israel fuerte es condición esencial para conseguir la paz en la región, Estados Unidos se ha comprometido a mantener una ventaja cualitativa de Israel sobre los ejércitos árabes. Durante las administraciones Nixon y Carter, esta concepción contribuyó a lograr los acuerdos de separación de fuerzas entre Israel y Egipto y entre Israel y Egipto y entre Israel y Siria (1973-1974), los acuerdos de Camp David (1978) y el Tratado de Paz Israelo-Egipcio (1979).
Durante la administración Reagan las relaciones florecieron, e incluso se les otorgó un contenido más formal y concreto. Además de los compromisos anteriores, se firmaron memorándums de entendimiento (1981, 1988) como base para la constitución de varios entes conjuntos de planificación y consulta, que a su vez generaron acuerdos prácticos en los campos militar y político. Estos marcos de cooperación fueron estructurados ulteriormente en un memorándum más amplio (1988).
La primera administración Bush hizo suya la iniciativa de paz de Israel (1989) y copatrocinó la Conferencia de Paz de Madrid (1991) que llevó a la realización de conversaciones de paz en Washington D.C.
La administración Clinton jugó un papel clave en el proceso de paz en el Oriente Medio apoyando activamente los acuerdos entre Israel y los palestinos, el tratado de paz de Israel con Jordania, las negociaciones con Siria y los esfuerzos por promover una cooperación regional, incluyendo el fin del boicot árabe. Empeñada en mantener la superioridad cualitativa de Israel, se comprometió asimismo a minimizar los riesgos de seguridad en los que Israel podría incurrir en su búsqueda de la paz.
La administración de George W. Bush adoptó algunas importantes medidas para respaldar a Israel en su lucha contra el terrorismo. Israel, por su parte, apoyó la visión del presidente Bush para poner fin al terrorismo y lograr la paz.
La continua y profunda amistad entre Israel y los Estados Unidos ha sido definida por diversas administraciones norteamericanas en términos que van desde calificar la preservación de Israel como ‘principio básico’ de su política exterior, con énfasis en una ‘relación especial’ entre ambas naciones, hasta declarar que los Estados Unidos tenían un ‘compromiso para con Israel’. A comienzos de los años 80 los Estados Unidos veían en Israel una ‘ventaja estratégica’ y en 1987, conforme a legislación aprobada el año anterior, Israel fue designado como ‘aliado principal fuera de la OTAN’.
El respaldo del Congreso a Israel proviene de ambos partidos. El apoyo a la ayuda militar y económica anual, al proceso de paz y a la lucha de Israel contra el terrorismo demuestran el compromiso del Congreso con la amistad Estados Unidos-Israel, al igual que la legislación aprobada en 1995, que reconoce a Jerusalén como capital unida de Israel y exhorta a trasladar la embajada de los Estados Unidos a Jerusalén.
La ‘relación especial’ comprende asuntos económicos, políticos, estratégicos y diplomáticos de interés común. Israel recibe actualmente alrededor de U$S 2.600 millones al año en ayuda económica y militar (la ayuda económica está siendo reducida a razón de U$S 120 millones anuales y la ayuda militar se reduce en U$S 60 millones anuales hasta el 2008; después de esa fecha Israel recibirá un total de U$S 2.400 millones en ayuda militar). El comercio entre ambos países se ha reforzado con la firma del Acuerdo de Area de Libre Comercio entre Israel y Estados Unidos (1985).
Se ha establecido un creciente número de empresas conjuntas patrocinadas por firmas industriales israelíes y estadounidenses, y algunos de los estados norteamericanos han iniciado acuerdos ‘de estado a estado’ con Israel, que incluyen una gama de actividades desde la cultura hasta la agricultura.
Los Estados Unidos apoyan, por lo general, a Israel en los foros internacionales, rechazando intentos de promover resoluciones antiisraelíes en las Naciones Unidas y en sus entes asociados. Ambos países cooperan para su mutuo beneficio en el intercambio de información militar y de inteligencia, así como en la guerra contra el terrorismo internacional y en la campaña contra las drogas. La amistad entre ambos países es apoyada por la comunidad judía y por un amplio segmento de la sociedad norteamericana.
Primer Ministro Netanyahu con el presidente Obama EE.UU. en la ONU, septiembre 2011 (Foto: GPO)